Tropezones en las nubes

Ayer me dio uno de estos ataques de ordenar. Cambié cosas de sitio, limpié, tíré y por fin he liberado un poco mi maletero.  En una de estas idas y venidas entre la casa, el trastero y el coche se me cayeron las llaves del coche en el enorme cubo de basura de mi comunidad. Ya de por si odio el cuarto de la basura de mi casa. Es un cuarto enorme, totalmente oscuro y para que se encienda la luz (automatica, no hay otra manera) tienes que avanzar a oscuras como hasta mitad del cuarto para que te detecte el sensor. Yo, cuándo bajo la basura, ya tengo un método para no tener miedo. Voy con  paso seguro y a ciegas. Muy rápido, para que no me de tiempo a dudar. Como decía, que se me caen las llaves. Lo primero que hice fue intentar tumbar el cubo. Vamos, ni lo movia. Pesaba un monton y estaba lleno de basuras. Y que asco, por Dios! empecé a sacar una por una las basuras de los vecinos. Menos mal que iban todas ataditas y monas. Luego no me quedó mas remedio que subirme al cubo y doblarme a ver si llego con las manos hasta el fondo del cubo. Buf, ni de lejos. Cuando estaba con medio cuerpo dentro del cubo, se apaga la luz. No sabía si reirme, ponerme a mover las piernas, tirar alguna bolsa de basura hacia el centro de la habitación a ver si se enciende la luz... Opté por bajarme de nuevo, ir al centro del cuarto y una vez encendida la luz, vuelta a empezar. Esta vez descubrí una fregona en una esquina, y con el palo, empecé a urgar en la basura a ver si descubría mis preciadas llaves. Y alli estabán, con el bonito corazón rojo de llavero, las tuve que restregar por todo el cubo hasta que conseguí subirlas a la superficie. Por fin podía salir de aquel odioso cuarto. A continuación las llaves, el llavero y yo nos dimos un baño aromatico desfinfectante...

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