Mi profesor de Historia

Tenía un profesor de Historia que se llamaba Inescu. Camarada profesor Inescu.  El profesor de Historia, era un hombre de gran cultura. Antes del comunismo tenía otro apellido (alemán o judío, no recuerdo bien) y provenía de una familia acomodada de abogados. Había estudiado en Sorbona Historia y Derecho, se doctoró en Ciencias Políticas y entró en la vida política rumana de aquel entonces. Cuando llegaron los comunistas le encarcelaron y le enviaron a trabajos forzosos para su "reeducación". Solamente hacia el final de los años 70 le permitieron dar clases de Historia en una escuela. Así fue como acabó empleando su brillante cultura e intelectualidad con unos energúmenos como nosotros que no distinguíamos entre  la edad media temprana y la tardía.  Pero fue un gran profesor, de los mejores que he tenido. No se guiaba por los libros, simplemente narraba la historia. Cuándo le tocó jubilarse, nos dio un discurso de una hora con consejos sobre la vida. Como ser fuertes, como ser libres (una palabra arriesgada en aquellos tiempos) y nosotros estábamos impactados de ver un profesor hablándonos de corazón, como si fuéramos adultos. Tan impactados (y tan poco adultos) que poco hemos retenido de todos aquellos buenos consejos. Que pena. Lo que sí recuerdo es su consejo sobre la voluntad.  "Tenéis que ser fuertes y aumentar vuestra fuerza de voluntad.  Nada se consigue sin ello. Si no tenéis fuerza de voluntad, practicadla, aprendedla. Os metéis en una habitación y claváis un tornillo en la pared. Os sentáis en una silla y os ponéis a mirarlo. Fijamente, sin distraeros. Si un día solo aguantáis un minuto, el siguiente aguantareis dos, y luego cinco…hasta que seáis capaces de aguantar una hora y más...." 
Un consejo dado justo a tiempo, una buena edad para haber empezado.

Comentarios

Entradas populares