El miedo



        Vio la roca venir. Una roca grande, pesada. Supo al instante que cuando la roca iba a llegar a su vida, todo, todo cambiaría. Su peso la desplomaría, la arrastraría hasta niveles insospechados y los rayos de sol ya no llegarían hasta ella. Se encorvó nada más atisbarla a lo lejos. Bajó la cabeza y sintió su peso enorme. Peleó un tiempo por salir a flote, pero luego se resignó.  En vez de andar, empezó a arrastrarse por la vida. De un lado a otro… cansada, derrotada. Ya no pegaba gritos ante las olas del mar, ya no se enternecía ante el gesto de amor, no saltaba con los nuevos ritmos…
-“Por qué no saltas?”, le preguntaba la gente de su edad.
–“Porque tengo una roca encima”.
-“No tienes ninguna roca”, le decían.
-“Aún no. Pero llegará. La veo venir…”

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