Ahora aprendí
Con el tiempo aprendí que no tengo porque tener siempre la
razón, ni tener la última palabra. Que no tengo porque ser el centro de tu
vida, ni tu prioridad en cualquier momento. Que es más importante la armonía, que
el argumento. Que me quieres, aunque no
me lo digas todos los días. Que te quiero, aunque también me dedico a mí. Que es
mejor perdonar en seguida, en vez de prolongar el enfado. Que puedo disfrutar,
aunque no esté todo perfecto. Ni sea perfecta. Ni seas perfecto. Que los besos
que entran no tienen que ser los mismos que los besos que salen. Ni al revés. Mas, la contabilidad no sirve de
nada. Y quizás no sea todo como lo hubiese deseado, ni en ti, ni en mí, ni en
nosotros, pero eso ya no me impide a ser feliz.
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