Y de nuevo, tú

         Te había echado de mi corazón, te dije que te fueras, y quise erradicar toda huella de tu existencia. Lo había limpiado todo, con cuidado, con soluciones de limpieza eficaces, como recomiendan en los anuncios publicitarios. Y encima del sitio ese, que ha sido tuyo desde el momento en el que te conocí, había colocado toneladas de armario, de libros gruesos de dogma, ética y moralidad… Pero los sueños no entienden de medidas de limpieza, y las miradas, traicioneras, se deslizan hacia ti. Y bastó un simple abrazo para que el mundo se girase de nuevo, y todo lo de abajo quedó arriba y todo lo de arriba se desplomó hacia abajo, y se hizo añicos. - No los recojas, - me dijiste. - Deja que se asienten.-  Deja que te sugieran una nueva manera.- Deja que te lleve adonde sea que te vaya a llevar...- 

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