Imago mundi



        Si había un lugar seguro en este mundo….este era la casa de mi abuela. 
    En la habitación de estar, haciendo nada, escuchando simplemente su trajín, su salir y entrar desde la cocina de casa hasta la cocina de verano, el aire fresco que entraba de fuera cada vez que se abría la puerta, y las infinitas aromas y olores que siempre flotaban a su alrededor. Pan recién hecho. Pasteles. Mermeladas. Hojaldres mil. Paté. Leche fresca recién hervida.  Pan con manteca y ajo. Nata. El guiso del día….Ella sola, parecía estar en todas partes, en todos los menesteres, recorriendo largos kilómetros en búsqueda de escaramujo, de hierbas sanadoras, regañando nuestras travesuras pero aliada siempre ante cualquier otro…Y su magia, la magia de la abuela: sus cuentos de la guerra, la cajita negra misteriosa que tenía encima del armario y que yo ansiaba tanto alcanzar, sus sabanas impolutas almidonadas, las flores que nos ponía un día como el 6 de enero debajo de la almohada para soñar con quien nos casaríamos, sus charlas en húngaro con su amiga Evi, sus canciones mientras trabajaba, su fortaleza ante todo…. 
     Tras entrar en la casa de mi abuela, las cargas se disolvían, te volvías ligero y feliz, libre y confiado…

Comentarios

Entradas populares