Espectros
A veces la tristeza casi me llega a los pies. Se abre como un tubo negro de boca
ancha y se va acercando desde abajo intentando succionarme dentro. Casi no la
veo venir. Es como la marea que se va acercando poco a poco, y cuando te quieres dar cuenta, ha
empapado todo. Yo me suelo subir en lo alto para que no me alcance, quito los
pies y aun así noto su poder atrapador y el frío de su cercanía.
No puedo dejarme succionar. Una vez dentro,
te lleva en espiral gravitatoria hacia abajo, hacia
las profundidades. Un sitio deformado,
donde las leyes de la física y de la lógica ya no aplican. Un
sitio desde donde sales a rastras, sin
dignidad, con espectros imborrables y con el miedo metido en el cuerpo...
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