Navidades en familia

       En mi familia tenemos la costumbre de reunirnos en Navidad en una casa de montaña y pasar allí unos días juntos de esquí, navidad y comida…abuelos, hijos, nietos, tíos, primos, sobrinos. Imaginaros, una casa en los Cárpatos, rodeada de abetos altísimos, mucha nieve, villancicos, risas, toda la familia junta…Nos vamos ilusionados desde todos los rincones para el gran evento…
     Primero llega el reencuentro, besos, abrazos, lo mucho que han crecido los niños, lo poco que hemos cambiado el resto, lo guapos que somos todos…
     El primer día…seguimos el guión de la típica familia en Navidad…cantamos, preparamos el árbol de Navidad, colocamos en orden la comida, las botellas, mantel blanco en la mesa, velitas…La foto perfecta. A partir del siguiente día, cada uno se despierta a su hora, uno quiere esquiar, otro no,
uno no come, otro sí, a uno le gusta la sopa, al otro nada de lo que hay, uno durmió bien, otro no tuvo suficiente espacio, están los que llegan 10 minutos antes de la comida y otros que no llegan hasta la noche….y allí empieza el caos. Y la imagen de la casa perfecta con comidas y cenas de Navidad y velitas, se disuelve al instante.
      Empiezan las peleas, los reproches de atrás, los desencuentros... Las madres terminan exhaustas de tanto cocinar, nosotros no damos abasto entre salir y entrar, los niños se pelean entre ellos, los mayores discuten sobre la política, la moral, lo que era antes y lo que es ahora… Empiezan los roces, los desacuerdos, algún mal tono, el disgusto de lo dicho, lo no dicho, lo imaginado…. Se desatan las lenguas, los recuerdos…Pasas de sentirte contento, a criticado, a sofocado y de nuevo contento… Se forman grupitos, los hijos contra los padres, una familia contra la otra, las chicas contra los chicos, y la despensa se ocupa por turnos de los que cuchichean en voz baja para que no les escuchen el resto y los que quieren robar un trozo de bizcocho. Y nadie se libra..todo el mundo recibe su parte de ducha fría, de ironía, de lagrimas y del consuelo de los demás….todo mezclado con comidas abundantes, bebida, risas y juegos…
      Tras días de caos, de pronto y sin saber como ocurre, vuelve la calma…como si nada de lo  anterior hubiese ocurrido. Todo empieza a rodar…sonrisas, cariño, paz.  Un año más nos despedimos con fuertes abrazos, con cariño con besos sonoros y la promesa de la siguiente Navidad…todos juntos.
  
P.S. Con cariño, a mi familia! Gracias por hacer el mundo tan bonito!


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