Año nuevo

   Intenté por un tiempo demostrarle mi valía. Anticipaba lo que podía necesitar y le presentaba las soluciones, el discurso o el informe perfecto que respondía a lo que él buscaba. Palmadita momentánea en la espalda y luego todo volvía a ser igual. Nada era suficiente. Siempre había algo más que podría haber hecho y que dejaba este sabor constante de no cumplir. De no valer. Y yo seguía insistiendo. Ante su evidente insatisfacción, yo adaptaba mi comportamiento a lo que intuía que le agradaba: más sumiso, más dependiente, más servicial... Cada vez menos yo.
  Empecé a afirmar preguntando cosas que tenía claras, para que él sintiera que tenía el control, que él decidía. En esa época, la palabra que más definía el ambiente era "insuficiente". Por más que me esforzara, por más saltos mortales que diera consiguiendo metas, nunca era suficiente.
  Por qué me quedé tanto tiempo? ¿Por qué insistir ante alguien que claramente te descarta? Tenía la insistencia de una niña que intenta convencer a sus padres de que ella vale, al menos igual que los demás niños que siempre parecen mejores. Esperaba que, tras tanto esfuerzo, su madre o su padre (quizás) la vieran sin necesidad de decirles nada. Que simplemente dijeran: "Qué buena, qué valiosa es nuestra niña". Sin comparaciones. Sin condiciones.
  No llegará. Nunca. Ni de ellos, ni de los demás personajes que me he encontrado después.
El día que entendí eso, le mandé a tomar por saco y le dije que sus planteamientos eran desleales y faltos de honestidad. Vi en su indignación que eso iba a tener consecuencias. Que estar erguida no tenía cabida en su mundo. Lo acepto, aunque me dé pena.
  Lo siento, mamá y papá, sé que vuestra aprobación tampoco la voy a tener. Y no pasa nada, sé que no tiene que ver conmigo realmente, sino con vosotros y vuestros miedos.
  Cuando se hace silencio en mi mente, sacudo el mío (el miedo). No tengo que ganar ningún premio, por mucho que me digan que la vida va de eso. Saco mis alas del trastero. Las arreglo, las acaricio, las espolvoreo con polvo de hadas... Y piso el año 2025 con ellas desplegadas. Hacia las nubes altas y más allá.

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