Generaciones


       Nunca me he parado a pensar en como se sentiría mi madre cuando me fui a estudiar un año en el extranjero. Para mi, ella, era de alguna manera invisible. Alguien quien bullía a mi alrededor, dándome mil consejos que yo ni escuchaba, quien solucionaba todos los imprevistos, quien se pegaba con embajadas, tramites, administraciones, traducciones…, alguien quien conseguía poner en la maleta de manera pulcra y eficiente todo lo necesario para el viaje…Estaba allí, siempre y para todo, pero yo no le veía realmente. Centrada en mi, en mis exigencias, en mis amigos, en mis expectativas, mis sueños…No me pregunté que sentía, que habría en su corazón dejando ir a su niña, que nunca se había ido de casa tanto tiempo. De sus temores. Sus miedos. Sus vacíos. Sus crisis existenciales…
     Ahora, que Nubecito se fue a estudiar un año en el extranjero, ella sigue a mi lado. Al tanto de los preparativos, de los detalles, cuándo sale?, cuándo llega?, qué come?… Su invisibilidad de entonces se hace visible en mi ahora. Le veo, me veo. Y ella, al igual que mi abuela en aquel entonces, secunda a su hija en este momento tan desconcertante. El momento en el que una se vuelve invisible, para dejar que parte de su corazón se desprenda, y esté en vuelo alto durante un año.


Gracias abuela (buni), gracias mama!

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