Reflexiones de la pandemia: Sobre gobiernos


            Desde el inicio de la pandemia, no he dejado de dar vueltas a dos ideas antagónicas entre sí, y me voy debatiendo entre una y otra, según qué momento...
        Ante una situación como una pandemia, la toma de decisiones democráticamente no sirve, salvo que, de manera democrática, se ceda el mando, hacia un único mando (aquí me da igual el gobierno de turno, o que este mando sea formado de varias fuerzas políticas). La mejor manera de luchar es con un mando único. Un mando único, que escoja una estrategia y vaya a por ella. Que escoja el mejor camino, sortee las dificultades, que cambie de rumbo, que haga los sacrificios necesarios por un mal menor. No hay tiempo para democratizar cada decisión. Es como en la guerra. El enemigo está cerca, nos está matando, no podemos discutir eternamente la mejor estrategia, no hay soluciones que gusten a todos, no hay tiempo para negociar cada paso. Hay un general, un mando, que toma la decisión en nombre de todos .. y ataca. Quita libertades, nos mete en casa, nos asigna un rol, organiza la actividad de cada uno de los componentes, decide quien muere y quien vive. Es su trabajo. Ganar la batalla.
        Como rumana, nacida y criada en el comunismo, no es la primera vez que el mundo se tambalea a mi alrededor. No se trata de todo el mundo, como ahora, pero una parte del mundo. La caída del comunismo. El inicio de una época desconocida desde todos los puntos de vista: económico, religioso, social, ético, etc. Como decía, como rumana, no creo en el estado. O mejor dicho, no me creo lo que me cuenta el estado. Por defecto desconfío, somos una generación a quién el estado ha mentido cada día, durante 50 años. Por mentalidad, no puedo aceptar que un gobierno, o varios gobiernos, me digan que hay un peligro allí fuera, que me quede en casa, que ya se ocupará el de defenderme. Y que para que todo salga bien, hay que obedecer, hay que renunciar a varias libertades, hay que “portarse bien”. No puedo no cuestionar algo así. La tentación de dominar, de controlar la población es demasiado grande, ha pasado demasiadas veces en la historia y da francamente miedo. Quizás más miedo que la propia pandemia.
        Como ser humano, que no puede vivir con 2 ideas opuestas al mismo tiempo, me debato en largos diálogos internos, intentando escoger un bando. Quizás sea el debate típico entre “seguridad vs libertad”. O para complicarlo aún más, entre “falsa seguridad y falsa libertad”.
         Pero quién puede negar las muertes que se han producido, los profesionales que han visto de cara la enfermedad y han acabado agotados en el intento de salvar personas, quien puede cuestionar la angustia de los médicos a la hora de no poder atender a todos sus enfermos! Quien no haría cualquier cosa, con tal de que esto no ocurra! Visto de otra manera, quizás sea esta la primera vez en la historia de la humanidad, que todo un mundo decide proteger a sus ciudadanos contra la gripe y que por ello toma las riendas de la situación de manera coordinada. No es de lo más noble que vive la historia de la humanidad, cuando un mundo entero (en mayor o menor medida) sacrifica sus economías, sus libertades, para “no dejar a nadie atrás”? No es eso una manifestación sublime de la condición humana, de la organización de la sociedad?   
         Sigo cavilando entre admiración, emoción ante la solidaridad de la gente, entre tantas iniciativas indiscutiblemente auténticas, incluso ante la gestión incansable y tan ingrata que le ha tocado al gobierno…y el miedo a la falta de crítica, a la falta de alternativa, a acobardarnos, a escondernos, a acostumbrarnos que otro lo va a resolver. Y nuevamente no me refiero a la crítica a un gobierno en concreto, sino que, a cualquier gobierno, a todos los gobiernos.  
         Quizás estaría más tranquila ante una gestión “ajena al poder”, algún tipo de comité de sabios. Cuanto más sabios, mejor, cuanto más temporal, mejor. Me sentiría menos oveja y desconfiaría menos del lobo...
        Mientras tanto, reflexionemos al menos! Preparémonos para la próxima! Critiquemos! Aunque la gestión haya sido buena, pidamos más! Que no piensen que somos ovejas, que tenemos miedo! 
       ¡Gobiernos, Pandemia, os he cedido mis libertades, he obedecido vuestras ordenes, me he dejado vigilada, localizada, aislada…por un bien mayor. Lo hago por responsabilidad, y no por miedo. Porque en la guerra, solo la unión y la disciplina hace que se gane. Pero lo quiero todo de vuelta y ya! No quiero que me vigiles por mi bien, que me impidas a criticarte, a cuestionarte, a rebelarme, a revolucionarme, y a derrocarte!
Yo también te estoy vigilando a ti!



P.S. No puedo estar más agradecida ante el esfuerzo de tantas personas...más de una vez, estos días, he llorado de emoción ante la entrega y la bondad de la gente, los que han estado en primera línea, los de la segunda, los que estaban agotados y asustados, los que han tomado decisiones difíciles,  los que han salido en la tele para informar, o para hacerme reír, los que han inventado los memes de las redes sociales, los de los retos, los de las clases en directo, la masa madre, las meditaciones, los de los balcones, la del violín, los voluntarios, los que entregaban comida a mi suegro....No puedo estar más orgullosa de mi país adoptivo! 

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