Vacaciones con los padres



      Tenemos los padres que tenemos. No los elegimos, no los escogemos. Los queremos y los aceptamos tal como son. No como en las películas. Ni como en la imagen idealizada de una perfecta relación. Los padres quieren a los hijos. Los hijos quieren a los padres. Y aun así discuten. Están en desacuerdo. Se dañan.  Los padres no tienen el poder total sobre sus hijos. Aunque los hayan criado, cuidado y amado. No pueden esperar que estos sean un reflejo de sus expectativas, ideales, sueños incumplidos, miedos, orgullo…. Los hijos no pueden cambiar a sus padres. Ni hacerlos encajar en un modelo predeterminado de padre, de abuelo. Tampoco pretender imitar la armonía, la ternura, la comprensión y tolerancia…como imagen escogida de una estampa. Ellos son como son. Y  nosotros somos como somos. Y por mucho que nos enfademos, que discutamos…nada va a cambiar. El verdadero amor está en seguir unos al lado de otros. Ellos, a nuestro lado a pesar de no estar de acuerdo con lo que hacemos. Y nosotros, a su lado, a pesar de sus críticas, de ya no ser como antes, de ser algo más gruñones y algo menos modernos. Las vacaciones con los padres no son para pasar unos momentos de absoluta armonía de reencuentro familiar, aunque estés en Bali, Caribe o el mismo Paraíso…Las vacaciones con los padres son para seguir conociéndose, conociéndoles, para volver a limar estas asperezas que en la distancia se ignoran y se agravan, para no perder esta costumbre de tratarse con demasiada confianza, sabiendo que aguantan todo, para volver a querernos tal como somos, y no como imaginamos.



P.S. Dedicado a mis padres, los mejores del mundo, aunque estemos a menudo en desacuerdo. A por más vacaciones juntos!  

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