Desvariando...Amor
- Yo soy libre, dijo el.
Ella le miró con una sonrisilla en los labios. Cuando se
ponía transcendental, sus ojos se tornaban serios y más oscuros. Andaban por
las calles de Madrid a altas horas de la madrugada, volviendo de una fiesta de
antiguos compañeros. Hacía mucho tiempo tuvieron una relación fugaz y después
se convirtieron en buenos amigos. De este tipo de amigos con quien no necesitas
disimular, ni avergonzarte de nada…
- Tú no eres libre para amar, le dijo ella. Estas casado, tienes
una familia, hijos. Cualquier amor sería una tortura, un peso gigante en tu
conciencia que se acabaría desplomándose encima de todo…
El llevaba más de 14 años casado, y después de varios
intentos de encontrar su felicidad se había resignado en concluir que tal
felicidad no era posible y que como mucho, se podría formar de trozos de
felicidad pasajeras que encontraba aquí y alla.
Volvían a estar en la misma curiosa postura: el defendía
su libertad de enamorarse de otras personas desde un matrimonio con 2
hijos y ella la fidelidad desde la
libertad en pareja…
Se quedó con sus ojos serios clavados en su amiga. Como
siempre, necesitaba meditar sus respuestas, tomaba aire profundamente antes de
contestar…como si de sus palabras dependiese la suerte del mundo entero…
- No lo veo asi. Todos somos libres, un papel no impide
nada. Es la decisión de cada uno.
- Pero tú sientes la obligación, el deber sobre tus
hombros, contestó ella. No decides libremente amar. Y yo, sí. Si así lo elijo
me quedo y si no, pues me voy. Hago una elección cada día. La obligación hace
imperioso evadirse y la libertad hace que te quedes..
Se calló de repente cavilando en su mente: “ quizás nadie
sea ni tan libre, ni tampoco tan obligado, como parece. Que mania de defender posturas enfrentadas, cuando
todos tenemos un poco de todo en un momento u otro… “. Miró a su amigo y se
apiadó de repente de su mirada triste….
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