La Inconstante




         Si hay algo con lo que siempre he intentado luchar, eso es la inconstancia. La mía. O quizás la impaciencia. O la terrible atracción por lo nuevo. O todas juntas. Miro alrededor, a la infinidad de proyectos empezados y abandonados, algunos nada más empezar, algunos en medio del trayecto, muchos otros justo antes de acabar. Como si me cansara de repente cuando lo veo casi alcanzado. Como si una vez pasada la emoción inicial, esta parte del esfuerzo sostenido o de cerrar los flecos se me hiciera de repente un mundo, algo inaguantable e insufrible….  Así que me propuse  cambiar, reeducar esta rebeldía, ya que, bien sabido es por las abuelas, que nada se consigue sin paciencia y constancia.

1.      Un poco de psicología conmigo misma: nada es obligatorio. Solo la palabra obligatorio me produce alergia, hace que se desaten en mi todas las alarmas de la rebeldía, de la pereza, de la desobediencia…en fin. Como diría mi madre, hay que ir por la envolvente.
2.       Como sé que no puedo abordar un plan de frente, lo hago en zigzag. Como los barcos de vela cuando van contracorriente.  Nada de tener metas a largo plazo, parto el largo plazo en cortos alcanzables.
3.       No abandono un proyecto justo en el punto que más me aburre, o cuando ya no sé cómo avanzar… Una vez decidido el abandonar, hago este pequeño esfuerzo más de hacerlo en un punto interesante. Siempre paro justo después de la cuesta, no antes. Así  me quedo con la idea que retomarlo, sería algo motivador.
4.       Sé que no puedo sostener una actividad que no me gusta durante mucho tiempo, pero sí puedo hacer mucho esfuerzo durante un tiempo corto. Así que mi vida se ha transformado en una sucesión de carreras tipo “sprint”, más bien que una carrera a fondo. 
5.       Pequeñas metas para fortalecer la voluntad como: No empezar un libro antes de terminar el anterior, no abrir una nueva pasta de dientes antes de terminar otra, no abrir un nuevo chocolate antes de terminar el que tengo abierto…cosas así. Estas reglas sí las hago medio obligatorias, a ver si en mi se despierta algún mecanismo interior de sugestión: si he conseguido acabar un champú, puedo correr una maratón.
6.       Ilusiones a la vista: lo aburrido primero, lo interesante después. Esto lo utilizo mucho en el trabajo. Siempre tengo allí algún proyectillo que me encanta y al que dedicaría todo mi tiempo, pero empiezo siempre por lo aburrido, lo repetitivo….and save the best for last…
7.       Cada vez un punto más de aguante. Si normalmente, en lo que sea que haga, llega este punto de decir “no puedo más”, no paro inmediatamente, establezco un tiempo añadido de aguante. Y así me pasó que el otro día de un kilometro en otro…corrí 7.4 kilómetros sin abandonar..
8.       En algunas religiones  la “repetición” es un punto clave para encontrar la paz; en mi caso, la no-repetición es el punto clave para todo lo que no me gusta. Es otra forma de engañar mi inconstancia.


       Dicho y hecho todo lo de arriba, no quiere decir que me he vuelto “una hormiguita que se forja el camino con su paciencia”, pero, dentro de lo que yo soy, van llegando ciertos logros. 
Cualquier día os voy a sorprender con haber corrido una maratón... :)

Comentarios

Entradas populares