Sueños en caída

Se veían con
cierta regularidad. Ella esperaba estos encuentros con impaciencia. Tenía
tantas cosas que contarle. Tantas emociones, sueños. Anécdotas o historias
cotidianas que recogía a lo largo de los días, y que sabía que a él le gustarían.
Cuando llegaba el día, sin embargo, no
había tiempo para ello. Se desnudaba de prisa, él se colocaba la camisa para
evitar que se arrugue y consumían con rapidez su amor furtivo. Sin grandes
palabras y sin grandes gestos. El reloj indicaba que se acababa el tiempo. Se le quedaba en suspensión la última caricia,
quizás la más dulce. La que hacía que ellos fueran enamorados y no solo
amantes. Y por cada vez que se iba, un sueño menos. Una mariposa muerta. Su
amor se deshacía a pedazos ante su mirada enamorada…
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